La edad

Cuando era más chica no era raro -y lo confieso, tal vez un poco arrepentida- mentir sobre mi edad. Generalmente me agregaba un par de años porque me daba vergüenza ser tan chica, más que nada el mundo de la Internet.

Hace poco tiempo entré a una buena edad, que me gusta y que digo sin problema alguno. Ya no me siento chica.

Lo preocupante es que quedan dos meses para mi cumpleaños y la idea de envejecer un año más ya no me entusiasma. En realidad, sucede todo lo contrario. Soy consciente de que todavía soy muy joven, pero la idea de cumplir años ya no me está gustando, al menos no tanto como antes.

¿Con qué tendrá que ver, me pregunto? Es probable que me esté empezando a dar cuenta de que los años van pasando sin dejar surgir a la imagen que en el pasado me hacía de mi persona a esta edad. A decir verdad, muy pocas cosas de las que había planeado sucedieron realmente. Sí, es cierto que también aparecieron alegrías no previstas, pero el hecho de que mis metas no hayan sido alcanzadas aún me inquieta, y todavía más cuando veo que se suma otra primavera a mi vida.

¿Empezaré a restarme años de ahora en adelante, como mecanismo de defensa? Quién diría. Creo que todavía no llegué a tal extremo, pero lo cierto es que cumpliré años con una leve inquietud vagando por mi mente.